NI SIQUIERA EL RECUERDO
(A la memoria de Tinguaro)
Ahí,
entre el plomo azul
que como
una culebra
se escapa
del ruido de los coches,
o, entre
la grama agostada y las aceras
tachonadas
de goma de mascar,
como un
secreto pergamino
oculto a
todas las miradas,
entre
brumas nimbadas
de
dejadez y de olvido
tu
espíritu vagará, escondido
como un
prófugo de la ley
que se
oculta tras los pretiles
que
separan los jardines…
Una cruz
de piedra se levantó
para
encadenar tu voz,
para
disolver tu espectro,
para de
una vez, borrar tu nombre
sobre el
recuerdo sepultado.
Sentada
sobre tu sangre
su sombra
se proyecta
como un
mástil de silencio,
que cae
sobre el recuerdo,
sobre los
siglos,
y encima
del héroe
y la
derrota de su pueblo.
Nunca
gustó a los invasores
que los
pueblos sometidos,
conservaran,
ni sus costumbres,
ni sus
lenguas, ni sus rezos,
y a
resultas de todo eso,
es por lo
que del valiente Tinguaro
solo la
magua nos queda,
ni siquiera
nos dejaron nítido el recuerdo.
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