A los Brigadistas Internacionales
Sus rostros arrugados no nos mienten.
Los recuerdos florecen en sus labios.
Las palabras retroceden muchos años.
El viejo sentimiento brota y se vuelve joven.
En honor y gesto a la más pura solidaridad,
todo lo dejaron para ofrecernos su vida.
Combatieron al fascismo sin tasa y sin medida
enarbolando con orgullo la bandera tricolor.
Hoy, os veo, ancianos venerables, viejos luchadores.
¡Cuánto os envidio, camaradas, que casta la vuestra!
Principios que perduran y abanderan vuestros valores.
Para ustedes, la libertad no tuvo color ni patria.
¡Gracias, camaradas, de internacionales brigadas!
Os debemos vuestro apoyo y la sangre derramada en la batalla.
A los perdedores. (Que triste…, quedar sin voz).
Va, el recuerdo, para aquellos perdedores
que habían soñado una esperanza.
Un sueño imposible, de segadores
de mieses en campos de lontananza.
Sonrisa amarga es la sonrisa del vencido.
Dignidades rotas, perfectamente abatidas.
Un pájaro gris y triste en España había nacido,
con las alas truncadas por calumnias y mentiras.
Todo os lo robaron, antes de despuntar el alba.
Os quitaron todo, los sueños, la libertad, la vida,...
laminaron todo y lo peor, os quitaron la palabra.
La terquedad del tiempo engrasa cientos de tornillos
y da movilidad al agua putrefacta y estancada,
y aquellas lenguas cercenadas,... ahora tienen la palabra.
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