Mijaíl Shólojov escribió los Cuentos del Don, una joya literaria para mí, por ese motivo y en nombre de la gran emoción que me produjo el leerlos, escribí este poema dedicado a ellos...
A LOS CUENTOS DEL DON
(Poema)
El Don discurre apacible,
silencioso, sereno,…
lento piélago en la noche
que arrastra a la muerte
que no remonta el vuelo.
El Don discurre silencioso
como la sangre sigilosa
avanzando por las venas.
Un cielo turbio y caliginoso,…
el carro y la ametralladora.
El Don discurre entre la arboleda.
arrastra cadáveres, y sitúa los despojos
frente a la cerca, a la puerta de una casa.
¿Eran tus hijos bolcheviques?
¡Que importa, si eran Blancos…, o Rojos!
El Don discurre entre jútores y stanitsas
rompiendo en dos la estepa,
como un cincel parte el granito.
Aplaca Don a esos cosacos valerosos
y ponles alma dentro de sus camisas.
El Don discurre negro y aceitoso en la noche.
Una sotnia sigilosa avanza por la orilla.
Algunos gallos cantan al borde de la stanitsa.
Los campesinos aún duermen. La parva espera,
se reseca, se expande y se prepara para la trilla.
El Don discurre manso, colmado de lágrimas amargas.
Un galope atronador. Una sotnia cabalga sobre el jútor.
Los brutos levantan el polvo. Repiquetea una ametralladora
taaá, taaá, taaá. Como un salivazo insolente, usurpador,
llega la muerte amarga, seca, impía, arrasadora…
El Don discurre doliente; como un padre
arrastrando los cuerpos inertes y la sangre,
y la memoria y el recuerdo imborrable,
que tiene todo padre, que de serlo se precie,
ante la ausencia eterna de cualquiera de sus hijos.
¡Bravos cosacos! que la justicia sea tangible
para todos, y prospere por jútores y stanitsas.
Y… quizá, cuando reine la concordia y el sosiego por la estepa,
calladamente, aparecerá la Luna, mientras la tarde muere,
para mirarse la cara, en ese Don…, tan apacible.
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