Siempre me han sobrecogido las imágenes y los relatos que hablan y cuentan de la muerte y de parte del sufrimiento humano en el transcurso de una guerra. Nunca se cuenta todo el sufrimiento, ni se explica todo el dolor, pues el sufrimiento y el dolor, se viven y se sufren en el mismo instante en que pasan. Por lo tanto, todo lo que se pueda contar después, siempre parecerá, una gran exageración para el que lo escucha y, un torpe y escueto resumen, para quien lo cuenta pasado el tiempo. Pero ese grito de dolor siempre permanecerá ahí, en la mente y en el alma, como el recuerdo que se queda de una madre que murió antes de que rompiera el alba. Cuando se declara una guerra se menciona el nombre de fulanito, que representa a la nación enemiga o se alude directamente al nombre de dicha nación enemiga. Son palabras bien estudiadas, una puede ser el nombre de un enemigo sumamente odioso y la otra el nombre abstracto de una nación. Jamás se dice vamos a matar a muchos seres humanos, a niños como nuestros hijos, padres como a los nuestros y a mujeres y a madres como a las nuestras. Por ese motivo la gente a veces apoya tan alegremente el paso tan cruel y trágico de apoyar el ir a una guerra. La guerra siempre es una solución equivocada. Lean ahora mis poemas contra las guerras.
LA GUERRA
Dio vida y naturaleza
al hijo. Ternura y delicadeza
se desprenden, cuando la madre
a sus pechos le amamanta.
Crece. El ejercito le llama,
dios, la patria, el honor,
la guerra, la gloria,
soldadito, trinchera, valor.
Explotan las bombas,
revientan los cuerpos,
¿se pierden sus almas?
¡Se quedan... tan muertos!
La victoria es ya nuestra.
¡El enemigo es cobarde!
¡Oh!, cuanto corre, mira que huye...
¡Es hora, de darle ya muerte!
Es joven. Siega su vida.
Dale ya caza,... con mano maestra.
¡El triunfo, los muertos!
medallas y trompetas de gloria.
los pobres ponemos... ¡los cuerpos!
los poderosos, se llevan... ¡la gloria!
¿De que nos valió,...
perder nuestras almas,
y jugarnos la vida...?
“Dejamos, los campos cubiertos,
de jóvenes cuerpos, hermanos...
¡Muertos... Tendidos al Sol!”
II
Ayer, mientras dormía
me hablaron,
y al que hablaba, yo escuché,...
decir terribles palabras
contándome de la guerra...
¡Que triste... el sueño que tuve ayer!
Según la presente historia
roja,... se volvió la tierra
que unos viejos, como niños,...
en contarme se afanaban.
y yo les pregunté:
¿Dónde permanece escrita?
“¡quisiera poder borrarla,
para que no se repita!”
Y entonces:
¡En el sueño, vi a unos niños!
y contemplé, como éstos...
“Cual ancianos con el alma
testaruda... ¿no sé dónde?
¡que más importa el lugar,
de nuestro agitado mundo!”
...Volvían a reescribir la historia
con trazo negro y profundo.
Guerra absurda
Pehar Harbour, Hiroshima,
Holocausto, 2ª Guerra Mundial;
luego Corea y Vietnam;
ayer ocurrió en Manhatan;
hoy está en Afganistán.
Mañana... ¿Dónde será?
La incultura de la guerra...
¿Cuándo se extinguirá?
Mi alma
A veces…, no sé.
¿No sé, que es mi alma…?
Supongo que será aquello
que pienso y que siento,…
como las hojas que habitan
el corazón de un torbellino.
Y sin embargo…
Y sin embargo, a veces, no sé
si son las flores las que florecen,
o solo lo hace el polvo
en los bordes del camino.
Mi alma…
Mi alma detesta a veces
esos ruidos infernales
que avasallan la ciudad.
En cambio, vive en el campo,
planea sobre los montes
y muda como la niebla
dormita sobre la mar.
Mi alma…
Mi alma reniega a veces
de aquellos sabelotodo,
que gritan y que se crecen,
y aún, embadurnados de lodo,
señalan:¡Otros se equivocan…!
La única es mi verdad.
Mi alma…
Mi alma reniega a veces
de la palabra patria,
a veces tan unida a la palabra
bomba y a la palabra guerra.
Nunca renegaré de mi tierra,
pero si maldigo muchas veces
a las patrias, a las balas,
a las minas, a las bombas,
a los hombres y a las guerras.
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