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18/8/07

(poema) LOS CUATRO JINETES










Las imágenes no pueden ser más explícitas: inundaciones, nevadas impresionantes, olas de calor, huracanes... Todo eso ha ocurrido desde el comienzo de los tiempos, dicen algunos expertos. Solo que ahora sucede con más frecuencia y con una virulencia aterradora. Es, El Cambio Climático. Un cambio climático que nos asusta, porque nos imaginamos un futuro difícil, si no catastrófico. Indolentemente, lo vemos aproximarse y no sabemos que hacer, quizá lo vemos como algo inevitable, como parte de nuestro destino. Los cuatro jinetes se acercan y no sabemos o no queremos detener su galopada. A todos nos pisarán los caballos, si, pero a unos más que a otros.





Los cuatro jinetes

Cuatro jinetes cabalgaban
al socaire del dinero,
y los caballos pisaban
la pobre gente del pueblo.

Los pobres no les importan
solo interesa el dinero,
la negra senda que andaban
les conducía al Infierno.

El ruido de los caballos
y el sonido del dinero,
apaga el rumor de voces
que se levantan al Cielo.

Galopan cuatro caballos,
cuatro corceles negros...
Dieciséis cascos de acero
pisotean los sembrados
y donde crecieron trigos
ahora,... florecen cardos.

La perdiz y demás aves
que anidaban en los campos,
son ahora negros cuervos
que están infectando el aire.

Enorme curiosidad la mía,....
acercándome a un jinete
por ver que rostro tenía.

Me dicen que era la muerte,
aquello que yo veía,
pero aquel rostro sin cara
que en la capa se escondía,
sin tener rostro de gente
miles de rostros tenía.

Un pintor inteligente
de bucólicos paisajes
un bosquecillo pintaba,
pero a cada pincelada
el lienzo se ennegrecía.
y cada árbol pintado
en tridente se volvía
y horrorosamente a su lado
una máscara salía.

En grandes nubes de humo
los bosques se convertían,
y no se quiso escuchar
lo que las gentes decían,...
entre el humo, el dolor
y el hambre,
mientras la tarde cae
¡cuatro jinetes cabalgan!

Los timples ya no se escuchan,
ya no suenan las guitarras,
ni una palabra sale
de sus bocas desdentadas,
la tierra queda tan sola,
tan sola y abandonada,
mientras la Luna sale,
grande, redonda y plana
¡cuatro jinetes cabalgan!.

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