Gaza se desangra
Los demonios se desatan
sobre la vieja Palestina,
allí los hombres se odian
y se matan,
es la eterna tierra,
siempre
disputada y prometida.
La muerte es el obús...
Esto es la masacre,
no la guerra...
Explotan las bombas...
Y entonces... Pasa,
entre llantos y delirios,
entre los hierros retorcidos
y la sangre amasada
con los cuerpos y el cemento
la sombra estigia de la muerte,
como un destartalado autobús,
para conducir hacia el éter
las oscuras almas de los hombres
y las impolutas de los niños.
Pero... ¿Donde están los dioses?
¿Donde está el camino?
¿Donde está la puerta,
donde la luz,
la esperanza o la salida?
Aquí está, una vez más,
otra vez la misma historia...
Palestina, el sol para ti
ya se apagó, y ahora,
a la franja de Gaza,
bajo las bombas
y de balas y metrallas,
un perro rabioso,
sin piedad,
como un cuervo
maligno del destino
le devora las entrañas...
Israel... Ya te olvidaste...
Ya perdiste la memoria.
¿Ya te olvidaste
de los campos de exterminio
y del Guetto de Varsovia...?
La desgracia es la amnesia
de los pueblos que olvidan
hasta su propia historia,
que pierden por el camino
la humanidad...
El recuerdo y la memoria.
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