
Jamás se nos pudo ocurrir, jamás llegamos siquiera a imaginarnos que un atentado tan terrible pudiera llevarse a cabo. Yo terminaba de comer en el mismo instante en que un avión acababa de estrellarse contra las Torres Gemelas de Nueva York y, como muchos millones de personas en el mundo, me quedé petrificado, allí, como un lunático, permanecí durante muchas horas frente a la pantalla del televisor. Durante los días y las semanas siguientes los acontecimientos se vivieron con horror, con estupor y con miedo a todo y a todos. Se acordarán ustedes de un polvillo blanco llamado ántrax o carbunco, que viajaba en sobres, y que llenaba de pavor a toda la población, porque, decían: que liberado al aire, era un arma letal, de destrucción masiva. Unos días más tarde traduje ese estupor en un poema, que no es un homenaje a las víctimas, es el temor y la constatación de que la seguridad no existe. Sucedió como en un cuento de Poe, en el que los habitantes de una ciudad, por temor a La Muerte Roja, y para librarse de ella, habían cerrado con llave y atrancado fuertemente sus puertas. Sin duda alguna, que después de esta firme resolución, la ciudad y sus moradores se sintieron seguros, muy seguros, tras aquellas dobles murallas; pero en su seguridad, se olvidaban, que detrás de éstas la muerte iba desolando todo a su paso, pero ellos preferían olvidarlo y celebrar un magnífico baile de máscaras. No pudieron darse cuenta de como llegó, pero en medio de ellos alguien se levantó la máscara y era La Muerte Roja.
Días de terror
Día once de Septiembre,
cuando los carros de fuego
están levantando el vuelo...
amanece en Nueva York.
De sangre y de muerte
mancha el sol con sus rayos,
el rostro de los edificios
y los ojos de la gente.
Y allá en los muelles
se hielan los sillares,
al puente de Brooklin
le tiemblan los pilares
y se le enfrían los pies.
Alguien parecido a Glend Ford,...
abre la Biblia con gesto duro;
por un ojo se cobra un ojo...
Lee –con las gafas del revés.
Y por un muerto se cobran cien.
Late un corazón vacilante,...
tic, tac, tic, tac,
en las manos de un cartero.
Proviene de un tal Bin Laden
de mirada triste,...
y se escucha,... tic, toc, tic, toc;
porque a este,...
le funciona la cabeza,
inversamente,...
A las agujas de un reloj.
Y se oye una súplica callejera:
¡Marineros! amarrad ya
la flota ballenera;
porque el ántrax ha llegado,
veloz, en un caballo blanco;
asaltando los códigos postales
y repartiendo cartas,... terribles
cartas de amor envenenado.
¡Corred a los cementerios!
y en cada tumba llamad;
decid: al viejo Allan Poe;
que manuscrito en una botella
encontraron al carbunco
y un mensaje.
¡Inducidle!
Día once de Septiembre,
cuando los carros de fuego
están levantando el vuelo...
amanece en Nueva York.
De sangre y de muerte
mancha el sol con sus rayos,
el rostro de los edificios
y los ojos de la gente.
Y allá en los muelles
se hielan los sillares,
al puente de Brooklin
le tiemblan los pilares
y se le enfrían los pies.
Alguien parecido a Glend Ford,...
abre la Biblia con gesto duro;
por un ojo se cobra un ojo...
Lee –con las gafas del revés.
Y por un muerto se cobran cien.
Late un corazón vacilante,...
tic, tac, tic, tac,
en las manos de un cartero.
Proviene de un tal Bin Laden
de mirada triste,...
y se escucha,... tic, toc, tic, toc;
porque a este,...
le funciona la cabeza,
inversamente,...
A las agujas de un reloj.
Y se oye una súplica callejera:
¡Marineros! amarrad ya
la flota ballenera;
porque el ántrax ha llegado,
veloz, en un caballo blanco;
asaltando los códigos postales
y repartiendo cartas,... terribles
cartas de amor envenenado.
¡Corred a los cementerios!
y en cada tumba llamad;
decid: al viejo Allan Poe;
que manuscrito en una botella
encontraron al carbunco
y un mensaje.
¡Inducidle!
¡Por piedad!
a que deje ya
su eterna borrachera,
que es la hora
a que deje ya
su eterna borrachera,
que es la hora
de emprender el viaje.
¡Apremiadle!
¡Apremiadle!
a que abandone
su fría mortaja, pues,
urge salir a la carrera.
su fría mortaja, pues,
urge salir a la carrera.
¡Por piedad,
despertadle!
Dicen que el baile
Dicen que el baile
ha comenzado,
porque la máscara
porque la máscara
execrable y siniestra
“De la Muerte Roja”
danzando ha llegado,
esta mañana a la ciudad.
“De la Muerte Roja”
danzando ha llegado,
esta mañana a la ciudad.
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